Aún hay bandas que le hacen justicia a las tres letras que más rehuye quien escribe estas líneas. Pop aléjate de mí. Una de ellas es The Superimposers y gracias a su último disco entendí que esas tres letras pueden ser sazonadas para ser más que eso.
Dos hombres, británicos, mecánico de autos y pescador, Dan Solo y Miles Copeland, quienes luego de educarse en avant-garde y en lo que parece ser un compilado de Bowie, The Beach Boys y alguna que otra banda popera de los 60's, se juntan y cambian de profesión. Sacan dos discos, debút homónimo, sucesor de nombre Harpsichord Treacle. Ahora viene el tercero, Sunshine Pops!, cuyo título ya te viene contando la historia. Un pop soleado, veraniego, feliz, que nació en otra época, unos cincuenta años atrás, allá cuando USA se empezaba a surfear y cuando el sueño californiano empezaba a nacer. Tiempos pasados... siempre fueron mejores, tiempos en los que no estuvimos pero que quisiéramos conocer, entre LSD con los Doors y submarinos amarillos con los cuatro grandes.
En fin, los Superimposers nos meten a la máquina del tiempo a lo largo de nueve temas que pasean entre glam ("Where Do You Go?"), folk psicodélico ("The Harbour Mystery"), playa y atardecer ("The Beach", "Sometimes", "Would It Be Impossible") y el más puro sunshine pop ("Tumbledown", "Four Leaf Clover"), con esas armonías vocales tan sesenteras, panderetas y el instrumento estandarte del género: el harpsichord, el piano más campirano y alegre que existe.
Un buen disco, señores, un pop actual que emana pasado por donde quiera, un pasado glorioso.
LO MEJOR DEL DISCO:
SEEING IS BELIEVING
THE HARBOUR MYSTERY
TUMBLEDOWN
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