Arcade Fire - The Suburbs

Con Funeral se dieron a conocer, despertaron comentarios de gentes sorprendidas por algo tan distinto y tan apoteósico, y es que tener violas, cellos, acordeones y mandolinas en una banda rockera es casi contradecirse. Con Neon Bible mostraron otra cara, los "Neighborhoods" del debut fueron reemplazados por temas oscuros y tétricos, bastante introspectivos. Con "The Suburbs", los Arcade Fire trabajan otro concepto; inspirados en el lugar donde Win y William Butler crecieron, la decena de canadienses elevan la balla de un disco indie. Ahora se ponen melancólicos, recuerdan su infancia gris, la dura adolescencia, la hospitalidad de un amigable Texas; recorren pasajes de una vida americana en dieciséis piezas, un número difícil para un solo LP. Pero no te espantes, los dieciséis temas te cuentan una sola historia, acá nada aburre.

Es increíble como los Arcade Fire se inspiran... Toman una idea y esta se transfigura en lo que mejor saben hacer, con una voz que narra los episodios de una vida interesante. Con el primer tema, "The Suburbs", Win nos presenta el contexto: una familia que no era precisamente la más unida, los siempre infaltables conflictos enseñaban con el mal ejemplo. El telón se ha abierto señores. Sigue "Ready to Start" y los canadienses no hacen más que hablarnos con el alma, el pequeño niño empieza a despertar y decide vivir, ahora está listo para empezar. Los instrumentos aumentan la sinceridad de las palabras, ellos también sienten. Así seguiría "Modern Man" y "Rococo", con tonos sobrios y tranquilos, lo justo para calentar las aguas. La cosa revienta con "Empty Room", donde el violín entra en éxtasis y la voz de Reginne crea casi un himno. A partir de este momento, los Arcade Fire mostrarán toda la paleta de colores con los que nos pueden pintar el cielo.

La cantidad y la calidad de los arreglos en cada canción es exquisita, cada miembro de la banda sabe en qué momento dejar que su herramienta hable por él, y en más de un idioma: han aprendido algo más que pop barroco. Por momentos suenan a un rock distorsionado, como en "Month of May", en otros a folk, como en "Suburban War" o en otros simplemente a gloria; los maestros de Montreal saben que contar con un arsenal de músicos entre sus filas es, claramente, una ventaja con la que se pueden crear texturas diferentes todas entre sí. Pero los buenos momentos no pueden ser recordados si no acaban. "Wasted Hours" y "Deep Blue" son, quizá, las canciones más feeling del disco; el piano está triste y, junto al protagonista, empieza la despedida. Esto se ha acabado, pero el viaje nos queda en la memoria; un viaje por parajes tan detallistas, llenos de aire puro y lágrimas de alegría. Eso es "The Suburbs", un sublime viaje por la vida de un grupo de extraños que saludan al pasado en agradecimiento por la fuerza interna que les ha brindado; un concierto de temas llenos de espíritu y esperanza, donde está claro que las vidas fáciles no se sortean a menudo. Es cierto que los niños bonitos a veces no son más que eso.

Muchos dicen que "The Suburbs" es el "Ok Computer" de los canadienses, su "Automatic for the People"... Piensen bien en lo que dicen, puede que se estén quedando cortos.

LO MEJOR DEL DISCO:

La verdad, es una de las pocas y extrañas veces en que les traigo un buen disco compuesto de buenas canciones. Absolutamente TODAS son excelentes. De todas maneras, les dejo una muestra que los enganchará:

MONTH OF MAY



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Interpol - Interpol

Es usual que las nuevas bandas se den a conocer al mundo con discos homónimos, como gritando HEY, YO ME LLAMO AEROSMITH O FRANZ FERDINAND, ACUÉRDENSE DE MÍ. Si el disco es bueno, habrán logrado el reconocimiento; si aquel es malo, mejor que la banda ni se anime a sacar otro. El asunto es que esta regla ha sido recientemente rota con una banda de neoyorquinos que ha decidido prestarle su nombre recién a su cuarto LP. Se trata de Interpol y su nuevo disco que, la verdad, no me acuerdo como se llama. La pregunta es si valió la pena que su nombre fuera gastado en esta nueva entrega.


El disco homónimo pretende ser un equilibrio entre la introspección del "Our Love to Admire" y la fuerza del "Turn On the Bright Lights" a través de canciones con batería y guitarra más vivas, pero que guardan, a la vez, ese tono misterioso que los Interpol ya venían adoptando. Sin embargo, lo que pudo ser un gol se convirtió en un simple intento, pues las ganas de juntar ambos discos dejó al "Interpol" sin ser ni una cosa ni la otra. Banks ya lo venía anunciando cuando, tras afirmar que su cuarta producción se acercaría en estilo a la primera, dijo que no sería así, sino que la novedad presentaría un estilo mucho más clásico. ¿A qué se refería con esto? Creo que ni él lo sabe pues así lo demuestra el nuevo disco. El intento fue bueno pero se olvidaron de una sola cosa: dejar la linealidad. Se percibe más ritmo que en el "Our Love..." y aún está ahí la débil atmósfera oscura, pero nada se aprecia como debería ser si las cuerdas y los tambores entonan eternos "bis". El coro, en más de una ocasión, es lo que aleja a los temas de la completa monotonía.

Bueno pues, realicen el experimento ustedes mismos y dense cuenta de qué ha sucedido con los Interpol, quizá en ojos más fanáticos del cuarteto estadounidense mis palabras valgan menos de lo que pienso.


LO MEJOR DEL DISCO:


QUÉ DIFERENCIA CUANDO LE METEN CAMBIOS DE RITMO A UNA CANCIÓN.

DESTACADOS:

* Success
* Barricade

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Department of Eagles - Archives 2003-2006

En el mundo musical existe un axioma que nadie osaría siquiera cuestionar: todo lo que viene de Grizzly Bear es admirable. Francamente, aprendí esto recién el año pasado, cuando una sola canción de la banda estadounidense me mostró que en la música uno nunca llega a conocerlo todo. Cuando piensas que ya nada te puede llegar a sorprender vienen unos malditos genios y te cierran el hocico, y es que de vez en cuando la mamacha tierra nos premia con esos raros pero imprescindibles especímenes. Así son Daniel Rossen, Ed Droste y compañía, y así es "Ready, able", un tema orgásmico. Ahora, con la lección aprendida, ni bien vi aparecer por ahí las palabras Department of Eagles -el proyecto alterno que Rossen, el frontman de los Grizzly, ejecuta junto a Fred Nicolaus- mi hambre despertó: habían estrenado nuevo disco, "Archives 2003-3006", el quinto en su historial. Pero yo no te vengo a hablar de él, pues, tal como me sucedió con el Veckatimest de los Grizzly, una sola canción bastó para sobrepasar mis expectativas. Su nombre: "While we're young". Una maravilla forjada a punta de guitarras acústicas, apuradas ellas por las ágiles manos (que ya quisiera tener) del dúo americano y por sus instrumentos más poderosos: las voces. ¡Por qué coño me gustan tanto! Esos susurros entremezclados con sube y bajas en falsetos me fascinan, me emocionan, me generan adicción.



El tema tiene el balance exacto entre calma y fuerza que lo convierte en una fórmula segura de éxito: por un lado, la suavidad de la voz de Rossen y el ulular que junto a la de Nicolaus regala a la atmósfera, y, por otro, esa explosión de la batería, emitiendo sonidos de marcha, y la rapidez con que los riffs de guitarra fluyen a lo largo de los segundos. Es una gran paja que mis oídos se han manufacturado, una como hace tiempo no tenían y que lastimosamente los dejó tan agotados como para seguir escuchando las otras diez piezas que el dúo formado en Nueva York entrega junto a "While we're young". Sin duda la maginificencia del tema antes mencionado opacó a todos los demás ya que a mis oídos, por cansancio o sinceridad, solo los movieron un par de canciones más: "Deadly Disclosure" y "Brigthest Minds". La primera tiene esa melancolía tan atractiva que el folk produce, mientras que la segunda presenta a la batería nuevamente acelerada, platillos salteados y pandereta agitada, concluyendo así que, cuando Rossen y Nicolaus le meten segunda a sus temas, las cosas van mejor. Los demás, la verdad, me duermen un poco, y aunque tienen elementos interesantes, la droga que Department of Eagles me sirvió con "While We're Young" será difícilmente superada.

En fin, un disco no es bueno si solo tiene tres temas rescatables, pero cuando uno de ellos vale por diez, qué carajos importa. Luego de creaciones tan maravillosas como las ya comentadas, Rossen se puede dar el lujo de hacer cualquier porquería; se puede meter de reggaetonero si quiere, pero eso sí, que no se olvide de regalarnos, de vez en cuando, otro de esos orgasmos musicales únicos. Al menos uno por disco, ¿sí?


GAYNGS - Relayted


Raperos, cantautores folk, electrónicos, jazzistas, psicodélicos, fulano, mengano y sultano. Son 23 los individuos, 23 los mundillos que se entrecruzan y se aparean, son GAYNGS, señores, uno de los proyectos más ambiciosos y megaelaborados de las últimas centurias.

Engendrado por el desconocido (por mí) Ryan Olson y alimentado por nombres de alcurnia como Bon Iver, The Rosebuds o Rhymesayers, el abarrotado grupo ha debutado con el LP "Relayted", una obra que sorprende (aunque no muy favorablemente) por la multiplicidad de personalidades que muestra. La inverosímil mezcla de músicas adopta su forma gracias al molde del soft rock, el cual le presta letargo y un par de toneladas a la batería y al bajo, los más indicados para crear la atmósfera base. Será sobre esta pareja de instrumentos que la veintena de músicos empezarán a jugar. Al escuchar las tres primeras canciones, pude definir a Relayted de una manera sencilla: uno de esos discos con los cuales uno se relaja y se toma un whisky on the rocks con un par de delfines de hielo, perfecto para poner en una reu amical; hartas dosis de soul, jazz y uno que otro hálito de hip hop; cero psicodelia, cero locura. Era refinado, sí, elegante y diferente a mi estilo. Me gustaba. Pero un loco, aunque se vista de seda, loco se queda: la música con mucha clase no va conmigo. Yo necesitaba cambios y no será sino hasta la cuarta canción, "No Sweat", que lo que ya empezaba a aburrir iba a mostrar algo diferente: quién más que el piano, iniciando a lo grande e imprimiendo después una ligerísima sombre de psicodelia.



En la quinta canción, "False Bottom", Relayted muta sorprendentemente: se pierden un poco las formas, el bajo se descontrola y la locura se va haciendo presente. El disco ahora gritaba mi nombre.



Sin embargo, la siguiente canción, "The Beatdown", se encargaría de ahuyentar mis expectativas con un cambio de ritmo horrorosamente radical, luego de dos minutos de lo que para mí era la canción más fuerte del disco. Pareciera que alguno de los 23 músicos no estuvo de acuerdo con el movimiento que "The Beatdown" aportaba al disco, le tuvo miedo a experimentar un poco más allá de sus narices y saboteó a su creador, destruyendo así el salvavidas que la canción antes mencionada le arrojaba al disco entero para no verse ahogado en el aburrimiento. Vaya, pues, parece que tener tantos miembros en la banda puede ser contraproducente, cosa que "Crystal Rope" parece reafirmar a los 2:50, con esa bipolaridad de estilos tan desgraciada. El cambio ahora me produjo arcadas y ya no cabía la más mínima duda: los GAYNGS la cagaron completamente. Creo que la aventura había terminado. Los temas que siguen regresan al conocido delay retro de la batería y al estilo que parece predominar a lo largo del disco, algo que llamó la atención allá por la canción número uno pero que a estas alturas se encarga de contar historias conocidas. El antepenúltimo tema, "Faded High", reavivó mis esperanzas por unos minutos al notar que la batería se aceleraba y los GAYNGS se escapaban de la lentificada rutina; sin embargo, otro cambio radical la devastó. No quiero hablar más del tema.

¿Qué sentir con este disco? La verdad, no sé si me gustó. El proyecto superpoblado, a mi parecer, no justificó debidamente el peso que los nombres de sus integrantes aportó, dejando muchas canciones mutiladas, a punto de convertirse en verdadera gloria para la banda. El hecho de tener tantos integrantes jala miradas y aumenta la cantidad de descargas, ansiosas por convertir a los melómanos en testigos de la más grande orgía de géneros musicales, estilos e influencias. En algunos tracks vale la pena la muchedumbre, en otros, mucho ayudan los que poco estorban. En todo caso, Relayted queda como una experiencia que nos brinda la oportunidad de cambiar el indie rock, las guitarras punteras y, por qué no, los sintetizadores, por unos ritmos sutiles y más reposados; pero que también nos da la oportunidad de ver la eterna pelea entre 23 mentes que decidieron crear su disco personal. Lástima que se olvidaron que todos ellos debían sonar como uno solo.

Difícil tarea la de unir a gente tan dispar como esta, ¿no crees?


ENTONCES, ¿LO MEJORCITO DEL DISCO???

THE GAUDY SIDE OF TOWN

LA BIENVENIDA DEL DISCO, UN TEMA MUY BUENO.

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Menomena - Mines

Lo que son las cosas, ¿no? Hace un par de años, cuando tuve mi primera relación sexual con el indie en medio de una noche acalorada, llena de descargas de nuevas bandas, nuevos nombres, nuevos sonidos, nuevo todo, me crucé con un nombrecito peculiar cuya pronunciación, según palabras de los miembros de la banda que ostenta dicho apelativo, es equivalente a un cunilingus de aquellos. La palabra era Menomena y era usada para referirse a una agrupación de inexpertos estadounidenses que definitivamente querían llamar la atención con su nada gringo nombre. Bueno pues, lo lograron.


Heme aquí, en el 2010, disfrutando de su cuarto LP. Los novatos se han superado. Cuando me topé inesperadamente con este disco (la verdad, revisé uno de los blogs de la competencia y ahí estaba, solo que no diré su nombre nunca! que se jodan!) y vi esas cuatro sílabas que contorneaban mi lengua al pronunciarlas, no lo dudé y descargué el disco en el acto.

Mi expectativa por volver a escuchar de ellos era grande y eso me aguó un poco los planes. "Mines" me saludaba con el tema "Black Queen Acid" y sus 4:47 minutos huecos. La alfombra roja que había tendido en mis oídos para oír las buenas nuevas de los estadounidenses había sido sido mal estrenada. Empezaba a preguntarme: Omar, ¿cómo coño algo así te llamó la atención?, y en medio de mi batalla mental la respuesta llegó.


"Taos" animaba un poco la cosa, aceleraba el ritmo con la batería y hacía que los punteos guitarreros digan "presente!". Sin embargo, la canción brillaba por algo más, por una de las delicias favoritas de mis oídos: el piano. El gran instrumento es tan poderoso que con una adecuada caricia a sus blanquinegras teclas una canción se convierte en una maravila. Quizá "Taos" no sea precisamente eso, pero sin piano no me hubiera llamado la atención, de hecho! Se puede escuchar por momentos un tímido saxo que deja el asunto casi claro: me llamaron la atención por probar con algo más que guitarras y percusión. Ahora sí quería más.

TAOS


Luego vendría "Killemall" y me dejaría más tranquilo. Aunque contaba con un ritmo de batería muy trillado (sí, ese "chun chucupún, chun chucupún"), el piano había tomado las riendas de la canción, cosa que a mí no me incomodaba en lo más mínimo. "Bote" continuaría estampando el sello característico de los Menomena en sus casi 6 minutos de duración, un bajo que hace las veces de base y nuevamente piano y saxo, apareciendo por momentos. Hasta este momento, el trío experimental nos estaba regalando un buen cuarto disco, nada del otro mundo, es verdad, pero no por eso menos respetable, y es que en nuestro pujante planeta aún quedan cosas rescatables.

Mines iba llegando a su fin, no sin antes entregar otras dos piezas dignas de comentar. La primera empieza con un solo de palabras a cargo de Knopf, empalmado por ese ruidito que el piano emite y que retumba en nuestro pecho; junto a él, la batería aparece esta vez más relajada: se ha decidido tomar un descanso para dar paso a pequeños arreglos de saxo y otros aditamentos que destacan el tema. Es una canción bastante tranquila pero muy bien cuidada, nada se rebalsa de lo soportable y la explosión vocal a los 3:34 es el perfecto punto de quiebre de la aparente calma.

OH PRETTY BOY, YOU'RE SUCH A BIG BOY


La segunda pieza es, casualmente, la mejor del disco. Es una pieza cargada de misterio donde, sí, poseso, el piano lo es todo. Ahora está presente en toda la canción, es su columna vertebral. Las voces del trío se unen por ratos para agudizar el suspenso, y el saxofón, impecable, habla poco pero aporta mucho. El coro es magnífico pues es el momento en que todo el misterio se revela, como cuando el asesino de la película es descubierto. Lo mejor para el final pues! El premio a los que se atragantaron con todo el post.

FIVE LITTLE ROOMS



¿Quién dice que el piano con el rock no pega? En manos de Mozart o Bethoveen, impecable, en manos de Menomena, también. La banda estadounidense es una de mis pruebas favoritas de que
en el amor, la guerra y la música, todo vale. Y pensar que les presté atención por su nombre...

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Tame Impala - Innerspeaker

Vaya tiempos! Tiempos en los que este blog empieza a emanar su olor a antiguedad nuevamente y en los que mis dedos ya no me quieren hacer caso: escribir otra cosa que no sean trabajos universitarios no está en sus planes. Pero, qué pena pues, se enojará esa decena de flacos testarudos y se pondrán a trabajar. Su trabajo es gratificante y ellos lo saben, sobre todo cuando, de cuando en vez, los bien llamados por mí países indie (musicalmente hablando, claro) asoman sus cabezas. Esta vez le tocó a ese trozo de tierra que en sus momentos de poca lucidez esculpió a los AC/DC: Australia, islón de grandes proporciones, nunca tan musicales, pero siempre atractivas.
- Yo no me quiero quedar atrás, protestó el canguro Kevin Parker
- Y acaso crees que yo sí!!" -aportó el koala Luke Epstein-, yo también quiero que mi país tenga sus demonios del rock!
- Tengo una idea! ¿Por qué no formamos una banda que se llame The Dee Dee Dums donde yo toque la batería y tú la guitarra, ganamos un par de premios y luego, en el 2007, nos cambiamos de nombre a Tame Impala, nos recargamos de psicodelia y, finalmente, abandonas la banda para que entren Dominic Simper en el bajo y Jay Watson en la batería? Yo, tocaría la guitarra por supuesto, tú sabes que con los punteos hago magia!- Mmmmm, ya pues!

...Y así surgió la banda que te vendo ahora, poseso, tan de repente como parece, pero tan profesional como sus influencias: Cream, The Doors, Jefferson Airplane, Portishead y, cómo no, el buen Lennon. Parece difícil de creer que, con tan monumentales referentes, los Tame Impala puedan hacer buena música sin parecer una copia más. Rézale a papá Dios y pídele que les pregunte a Lennon y a Harrisson si estos chicos no merecen su aprobación; seguramente te contestarán, después de haber escuchado el disco de los Impalas en sus reproductores marca (Forbidden) Apple, que el "Magical Mystery Tour" ahroa tiene nuevos dueños (perdónenme si exagero, genios de Liverpool, pero no me jalen las patas esta noche).


Los chicos malos de Perth se describen a sí mismos como "a steady flowing psychedelic groove rock band that emphasizes dream-like melody". Nada más exacto. Su psicodelia es de una especie extraña; una que, en nuestros indie-gentes días, nunca deja de estar presente. La definiría como psicodelia sobria, trance refinado, locura-no locura. O sea, aguanta tu coche un segundo pero, ¿qué necesidad de ultrajar al sintetizador hasta que chille de dolor para ser denominado psicodélico? Ellos tienen bien claro que esto no es necesario para elevar los estándares de nuestra querida "música de locos" y así te lo demuestran:




IT'S NOT MEANT TO BE


Pero, ¿puede existir psicodelia con sabor a ensueño y no a desesperación? Perfectamente. El híbrido se llama Innerspeaker y en sus genes estuvo determinado a priori que la voz shoegaze y la instrumentalidad hard rock también sean parte de su personalidad. Los chicos son completos, pues, déjalos y disfruta de su multifacético desorden.


THE BOLD ARROW OF TIME

UN POCO DE HARD ROCK

La voz de Parker te traslada a un paraíso de generosos pastos y amplios azules, mientras el delirium tremens que producen el bajo, la batería y los sintéticos aromas que se despiden a discreción crean esa sensación de que el paraíso no tiene fin. Este se empieza a distorsionar poco a poco, da vueltas, te relaja, te mece... Lo siento, pero has caído en el mundo Innerspeaker y su naturaleza tan loca y malditamente tranquila.

ORGASMO A LOS 3:25

OJO: INNERSPEAKER ES EL DISCO DEBUT DE LOS AUSTRALIANOS, ASÍ QUE TENERLOS PRESENTES EN LOS PRÓXIMOS AÑOS. DARÁN MUCHO DE QUÉ HABLAR.

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CocoRosie - Grey Oceans




SMOKEY TABOO



UNDERTAKER

REALMENTE PARA CORTARSE LAS VENAS


THE MOON ASKED THE CROW


GENIAL