Puro Instinct - Headbangers in Ecstasy

Un par de hermanas, de rojos labios y blondísimos cabellos, te miran a lo lejos, apoyadas en un viejo automóvil, como esperando a que por algún motivo inexplicable te acerques a ellas. A veces se le llama instinto y esta vez está de tu lado; gracias a él te acercas al par de jóvenes quienes parecen no sorprenderse por tu apresurada cercanía. Ellas viven en otra realidad pues, una más relajada, suelta de huesos, donde el tiempo marca tarjeta y todo se resuelve con un poco de buena cara. No sé, pero las miras y te dan ganas de tirarte en la arena, en el pasto o en el sucio pavimento junto a ellas, solo a disfrutar del viento mientras los segundos se pelean por no quedarse atrás. Já, pobres necios, no saben lo que es el placer. 

Tú las sigues mientras alegres te invitan a pasar al vehículo: "sí, es viejo, pero nunca nos ha fallado". Vaya, tienen el corazón hippie, nada más lindo. Prenden el humilde equipo de sonido y le dan play a un cassette donde se alcanza a leer un nombre con lapicero: "Headbangers in Ecstasy"; "hemos estado trabajando unos temas y vaya que nos la hemos pasado genial, ha sido como narrar un día de nuestras vidas: solo dejar que nuestro interior hable por nosotras. Nuestro instinto dictaba, la música obedecía". El motor echó a andar y empezó un día en sus vidas, quizá el más espontáneo que alguna vez probé. Se reían a cada instante, sacaban los brazos por la ventana, cantaban y se movían hasta que el avejentado asiento se los permitía; la que manejaba parecía haberse olvidado de que lo hacía y dejaba que la música marque la ruta por la que nos trasladaba. "Tranquilo cariño, confía en mi instinto". Y así fue. Recorrimos la ciudad entera aquella tarde, con el soundtrack perfecto en el momento perfecto; era un pop de ensueño, psicodélico, guitarrero, calmo pero lleno de personalidad, como si gritara a todo pulmón "tómame o déjame". El sunset nos invitaba a detenernos y por un instante me sentí en completa calma; ese par me había enseñado lo que era vivir al cien por cien. La música se paró y me di cuenta que tenía que volver a la rutina; aún no había encontrado la fórmula que ellas usan para detener el tiempo y eso me obligó a bajar de la blanca reliquia y despedirme de los dos seres más libres de este mundo. "Me gustó mucho la música, gracias". "Qué bueno, chico, quizá nos puedas ayudar a ponerle un nombre a nuestro proyecto". A los dos segundos, mis labios actuaron solos: "Puro Instinto", muchachas, "Puro Instinto".



UNA PROBADA DEL DISCO:

SLIVERS OF YOU

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