Hello Seahorse! - Lejos, No Tan Lejos


Y vaya que había llegado a pensar que la música de gringos no iba con mi lengua, hasta que una señorita con pinta de todo menos de extraordinaria cantante me rompió el estereotipo. Ja! Como si una joven con apariencia tímida y cándida no pudiera formar parte del mejor disco en español que el 2010 ha parido. Estúpidos prejuicios.

Se hace llamar Lo Blondo y ya había tenido la oportunidad de hablar de ella y de su séquito de acompañantes. Recuerdo haber criticado uno de sus temas que en aquél entonces me hacía pensar que el indie en español seguiría esperando por su Mesías; pero, vaya, quién iba a pensar que el cuarteto de mexicanos tuviera la capacidad de evolucionar años luz y perfeccionar su música de manera tan precisa. Pero, ¿cómo han logrado que ese nombre que hace unos años era una tontería -y que les caía a pelo- ahora suene a respeto? He aquí la respuesta, poseso:

PASO 1: Oscurece
Empieza a tocar más acordes menores y que los instrumentos bajen sus revoluciones. Añade sintetizadores y deja que creen su oscurecida atmósfera. Ah, verdad, agrega un piano, te salvará la vida.

PASO 2: Compón mejores letras
El español puede sonar delicioso si sabes entenderlo. Letras maduras y con sentido, sin complicar las palabras; solo deja que salgan del corazón. Excelente letra la de "Velo de Novia".

PASO 3: Trágate una sirena

O un jilguero, si se te hace más fácil. En "Lejos, No tan Lejos" Lo Blondo ha explotado bien su voz; ha demostrado todos los recursos que es capaz de usar sin dejar esa dulzura característica. Qué voz... una más del club de Antony Hegarty.



Un disco en el que los Seahorse han optado por agregarle peso a la atmósfera y reemplazar un poco de pop por algo más de indie. Se puede decir que ahora suenan más introspectivos, pero más que eso, suenan a madurez. Suenan a una gran banda. Tan solo si se cambiaran de nombre...


LO MEJOR DEL DISCO


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Sufjan Stevens - The Age of Adz

Son las 3 am y Sufjan Stevens se ha despertado exaltado: ha soñado con electricidad. Tal y como está escrito en los mandamientos del músico estadounidense, toda idea que en sueños surja, se convertirá en música. Y así fue... Stevens tomó barro y forjó una criatura con vida propia... quizá la más impensada creación del universo musical; un híbrido que, al sexto día, ya se podía llamar mundo. Era The Age of Adz.


Sufjan ha decidido enchufar su pop barroco y lo ha evolucionado, haciendo que los violines y demás acompañantes clásicos se entremezclen con actuales sintetizadores, tomando prestado del trip hop, el r&b y la electrónica. Pero ¡cómo rayos pueden fusionarse vertientes tan separadas y seguir sonando bien! La respuesta está en canciones como "Too Much", "I Walked" o "Vesuvius", e incluso en la infinita "Impossible Soul" (25 minutos de todo menos aburrimiento) donde el multiinstrumentalista se luce y deja en claro que, para él, mezclar agua con aceite no es nada del otro mundo. Como hacer que Mozart se siente frente a una caja de ritmos... increíble.

Pero Sufjan tenía que tener algún defecto y es que él no puede concebir una canción sin que la palabra apoteósica sea una de sus características. En The Age of Adz la cosa no podía ser diferente y es interesante ver como Stevens quiere forjar nuevas maravillas en cada tema, haciendo uso de TODO cuanto esté a su alcance. Él es un buen barroco pues, y nosotros se lo agradecemos.

LO MEJOR DEL DISCO:

TOO MUCH



I WALKED



VESUVIUS


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The Clientele - Minotaur


Minotaur no es una pieza fácil de definir. Uno al escucharla parece identificar rápidamente el hilo conductor de las ocho piezas que la conforman: una dulzura casi infantil, un arrullador cuento de las buenas noches. Algo más que relajante, diría yo, con esas tonaditas que parecen saltar de un xilófono de juguete o de ese juego colgante que nunca pudiste alcanzar desde tu cuna. Algo lindo, me hubiera atrevido a decir... hubiera... si es que, por ratos, el niño al que parecía haberse dirigido el séptimo disco de los Clientele no hubiera crecido de pronto.

El infante parece experimentar una adolescencia temprana cuando, a los 2:18 de "Jerry" y, con más intensidad a los 2:32, la tranquilidad mecedora que hasta el momento colmaba la canción fuera interrumpida a fuerza de guitarra y batería. Luego de 43 segundos, el niño regresaría a su condición, asustado, pero atraído a la vez por lo que había experimentado. La oportunidad le llegaría nuevamente con el tema "No. 33", el término excluido dentro de Minotaur. Un tema cuyo entristecido piano parece contradecir a todo lo que hasta el momento habíamos escuchado. El tema siguiente y su eterno y tétrico monólogo parece confirmar lo que ya hemos inferido: el niño había crecido a la fuerza y aprendió que ya no se podía ser tan feliz.

Quizá los Clientele se sientan así, como adultos que extrañan ser niños y que darían más de un LP por volver a a esa etapa donde uno no se preocupaba por vivir. Todos tenemos un niño adentro, sobre todo si nos llamamos Alasdair MacLean.

LO MEJOR DEL DISCO:
JERRY



NOTHING HERE IS WHAT IT SEEMS



PAUL VERLAINE




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