El joven ha despertado y se ha dado cuenta de que sigue siendo el mismo; las cosas descansan en el mismo lugar donde las dejó la noche anterior, la mañana gris, la misma ciudad, el mismo peso en el alma... Hoy le toca la tarea más dura de todas: afrontar un día más, uno más del montón. Echado en su cama, se decide a prender el televisor; toma el control remoto y le da inicio a la rutina; sin embargo, el que se prende es el equipo de sonido, y junto a él, una nueva historia. El joven no sabe que hoy le toca vivir. Empieza un ruido... cómo decirlo... un ruido apacible... un ruido... blanco, y el joven se queda inmóvil; brazos y piernas inutilizados, pero la mente despierta, algo que no le sucedía hacía ya buen tiempo. El joven -al que me provoca llamarlo Omar- se ve rodeado de lo que más disfruta en el mundo: la naturaleza; nubes que dibujan curiosas formas alrededor del sol, campos, ríos y vida. De pronto sus deseos se vuelven órdenes por primera vez en su corta existencia; él piensa y se hace, y, así, le dio ganas de crear su propia historia. El equipo de sonido no emitía voces y dejaba que los instrumentos sean los únicos que hablaran, nada mejor para permitir que la mente vuele. Y así fue. Con cada tema, Omar iba pintando una realidad, su realidad, en la que él era el único actor; se paseaba por paraísos naturales, pero también por ciudades que nunca duermen, conciertos, tocadas en bares del centro de la ciudad, tardes nevadas, derrotas superadas: se paseó por un día diferente.
Luego de 53:08 minutos, la música, finalmente, dejó de sonar, y así se acabó el sueño. Fue un viaje por todos los escenarios de una vida, y como la vida no solo es blanco o negro, las melodías que la acompañan tampoco pueden ser lo uno o lo otro. La música que acompañó a Omar fue así, suave y flotante en unos casos, fuerte y más directa en otros, abarcando mil y un matices que nosotros podemos adaptar a nuestro gusto y manera. Y es que ese es el verdadero sentido de la música, la cual, cuando se desnuda de sus voces y lyrics, se deja poseer por nosotros y nuestra imaginación.
Desde ese día, todos los amaneceres son diferentes para Omar; él los hace diferentes.
Desde ese día, todos los amaneceres son diferentes para Omar; él los hace diferentes.
UNA PROBADA DEL DISCO:
RANO PANO
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