Los Decemberists son un grupo del que siempre vale la pena hablar, pues sus propuestas siempre entregan algo diferente. Esta vez no fue la excepción y con "The King Is Dead" los estadounidenses le rinden un homenaje a sus raíces, a esos extensos pastos y a los arroyos del pueblito que los parió. Y qué mejor forma de hacerlo que convertir una granja de su natal Oregon en su estudio de grabación, donde, alejados de las peripecias de una vida moderna, lo único que resta por hacer es ser genuinos. La calidez de la Pendarvis Farm se puede sentir en cada track del sexto disco de estudio de los decemberists, donde los típicos instrumentos de la americana y el country se conjugan para enseñarnos cómo es la vida campirana en tierras del tío Sam; harmónicas, cuerdas acústicas, panderetas y corazón: una justa mezcla de libertad.
Este disco ciertamente toma un rumbo distinto al que los estadounidenses habían seguido con The Hazards of Love -uno de los últimos alientos del progre conceptual en nuestros días-, dejando atrás todo resquicio de sobreelaboración y la gran carga de complejidad que trae consigo elaborar un armatoste progresivo. Así como lo arman, lo desarman, y tranzan algo de esa apoteosidad con que nos narraban la historia de un par de amantes por viento en la cara, sol y paz. Está claro pues: los decemberists no son banda de un solo matiz; fieles a lo que su arte les indica, hacen lo que les nace, sea blanco, negro o gris, esperado o no. Esta vez, su arte quizo ser feliz, y para ello no hay lugar como el hogar.
P.D.: El disco tuvo como influencia principal a REM, tanto así que Peter Buck, su guitarrista, participó en tres canciones del The King Is Dead. Una de ellas es, precisamente, una de las mejores del disco a mi parecer:
LO MEJOR DEL DISCO
ROX IN THE BOX
5 ESTRELLAS
DOWN BY THE WATER
THIS IS WHY WE FIGHT
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