Y mientras sigo embobado con la ola de femeninas bandas que resucitan el pop sesentero y algunas otras que traen a orilla el más refrescante dream/punk pop, conozco a quizá uno de los padres del género, el progenitor de tantas hijas playeras que hoy en día pregonan la libertad. Black Tambourine se llaman y tienen más influencia en la música que la que una madre tiene con su hijo adolescente.
Algunas cosas interesantes por decir sobre este grupo estadounidense: tienen sus años ya, nacieron hace dos décadas, cuando los noventas hacían recién su aparición. Sacaron dos EP, dos discos recopilatorios (el que reúne todas sus canciones es el que les muestro acá) y ADIÓS, se fundieron junto a esas bandas de culto como Neutral Milk Hotel o los Stone Roses, quienes con poco hicieron mucho. Son considerados la banda originaria de toda la movida indiepopera americana, así que poca cosa no son. Escuchar a mis amantes, las Vivian Girls, o a Dum Dum Girls nos puede dar una buena idea de a qué sonarán los Tambourines: voz femenina, infaltable, que coquetea con el shoegaze y el dream; guitarra sensible, que en las más relajadas canciones parece moverse por obra y gracia del mar, y en las más movidas, no se cansa; batería punkeke (y acá hago énfasis en el parecido con las Vivian) que cuando se acelera, se acelera! y me hace recordar mis épocas pogueras cuando escuchaba el punk de mi país; panderetas, liras, palmas, quéséyo! Pero en algo son distintos y no podía ser de otra manera tratándose de noventeros: la espontaneidad. Propio de una década de alternativos y rebeldes, los Tambourines la pensaban menos que sus actuales símiles; sí, es delicioso disfrutar de un buen bocado de Puro Instinct cargado de limpias guitarras y un sonido muy bien producido, pero solo de esto no se vive. Escuchar el sonido casi salido de un garaje, con ese toque de lo-fi, hace que regresemos a esos años de barrio, donde salíamos con los amigos a solearnos, escuchar música o hacer lo que más nos gustaba: vivir sin preocupaciones. Banda precisa para empezar los días de verano, espontaneidad noventera + playa.
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