Siempre que te veo, flor, veo algo que no es. Tu rostro no me parece de este mundo, debería ser dócil, como lo es tu tersa piel; cálido, como tus cabellos de fuego o incluso frágil, como lo canta tu figura. Pero no lo es. Hay una magia en tu semblante que me tensa y me llama sin palabras. Te veo y oigo, y me siento embrujado; me miras directo a la mente y, no, ella no se resiste. Me has controlado y así, a tu merced, desprendes de tus labios un conjuro irresistible, enjugado en pasión. Tu voz, flor, tampoco es de mi mundo, y tu largo atuendo y sombrero terminan por revelar tu esencia: eres una hechicera. Mala mujer que domas con la mirada y encantas con la voz, solo basta que atraigas unos ojos perdidos para que nunca más escapen de ti; que se cuiden los débiles, pues una vez empieza el conjuro, no hay más opción que amarte, flor, solo a ti, la más negra de las brujas blancas.
Hoy te vi nuevamente y me encantaste, flor, como la primera vez. Ahora es turno de ellos; sal, míralos y atrápalos.
0 posesos comentando:
Publicar un comentario